VIAJES EN MOTO
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BARCELONA - ULAANBAATAR 2019

Actualizado: 14 abr 2020


En esta expedición recorrimos 12.000 kilómetros atravesando 7 países durante 29 días con un objetivo: llegar a la capital de Mongolia, Ulán Bator.

Nuestro equipo estaba compuesto por 10 pilotos: Antonio, Carlos, Josep, Leo, Ricardo, Carlos, Miguel, Manu, Alf y quien escribe estas líneas, Fede. Las motos muy variadas, con mayoría de BMW (R1250GS, 2 R1200GS LC, R1200GS, F800GS) y Yamaha (2 XT660R, XT660Z y XT750Z Super Tenere) y una KTM 1290 Super Adventure.

El planteamiento de un viaje de estas características exige un determinado perfil de viajero: paciente, empático, resistente, con buen humor, flexible y con un nivel medio de conducción. Además ha de tener experiencia en viajes, pues es complicado convivir con un grupo de extraños durante un mes, si bien es cierto que las ganas de vivir, viajar y ver mundo, hacen que todo sea mucho más fácil.

Comenzamos nuestro viaje en Barcelona el 29 de junio, partiendo desde el puerto hacia Civitavecchia vía ferry. Tras llegada a puerto desembarcamos y pusimos rumbo a Anagni con el objetivo de acortar la siguiente etapa todo lo posible pues habríamos de atravesar Italia para embarcar en un nuevo ferry que nos llevaría a tierras griegas, concretamente al puerto de Igoumenitsa.

A partir de aquí ya nos nos bajaríamos de la moto en ninguna etapa, con jornadas medias de 500 kilómetros y un par de tiradas de 700, con 2 etapas off road de 200 kilómetros en Mongolia y algunos días de descanso. Y lo que es mejor, apenas tuvimos incidencias durante todo el viaje excepto alguna avería no grave: una rotura de subchasis que fue perfectamente arreglado en Rusia, una cadena que llegó en las últimas y una bomba de gasolina que llegó tosiendo más de la cuenta, pero todas nos llevaron sanos y salvos a Ulaanbaatar.

Atravesamos Grecia rápidamente pues nuestro primer objetivo importante eran los valles georgianos en Turquía, antesala de una carretera mítica y catalogada como una de las más bonitas del mundo. Y no podíamos pasar cerca y no detenernos en Ani, la ciudad de las 1000 iglesias, Patrimonio de la Unesco.

Nuestro paso a Georgia fue muy rápido y espectacular. Georgia es un país muy montañoso, parece comprimido entre los mares Negro y Caspio, y muy acogedor. Si bien se atraviesa muy rápido pues no es muy grande, tuvimos la oportunidad de estar dos noches, una bien cerca de la frontera con Turquía y otra en Stepantsminda, en la frontera con Rusia y ya metidos de lleno en recorrer la Carretera Militar Georgiana, una de las 10 carreteras más bonitas de la Tierra según National Geographic magazine, que tiene una longitud de 200 kilómetros y se creó en el siglo dieciocho para unir el Cáucaso Norte con Transcaucasia por el desfiladero de Darial, desde Tiflis (Tbilisi) en Georgia a Vladikavkaz, en Osetia del Norte (Rusia).

Si espectacular es todo el trazado, no lo es menos su contenido histórico y cultural. Stepantsminda pertenece al municipio de Kazbegi, y es una ciudad muy acostumbrada al turismo, con uno de sus principales atractivos en la Iglesia de la Santísima Trinidad de Gergeti (Tsminda Sameba), con el monte Kazbek, con sus 5.047 metros de altitud como telón de fondo.

Se puede llegar hasta la iglesia por la carretera, antiguo sendero, y ascender a pie desde el parking. Sin lugar a dudas... espectacular y uno de los hitos del viaje.

Al día siguiente pasamos a Rusia y terminamos la carretera militar en Vladikavkaz, aunque nosotros seguimos dirección norte y variando nuestros planes, que inicialmente pasaban por visitar Chechenia y parar en Grözni, pero algunas de las motos necesitaban mantenimiento y para ello era mejor variar rumbo hacia Volgogrado, antigua Stalingrado. Allí tuvimos un excelente servicio y trato inmejorable en Yamaha Agat, concesionario oficial Yamaha.

Ahora que nuestros planes habían cambiado, la entrada a Kazajistán la haríamos por el oeste, pasando por Saratov, y que fue una de las etapas más duras del viaje ya que fueron 600 kilómetros de intensa lluvia y muy escasa o nula visibilidad causada por los cientos de camiones que circulaban por la carretera, que además estaba en pésimas condiciones.

Las carreteras en estas zonas suelen estar reventadas a causa de las diferencias brutales de temperaturas, con rangos extremos entre -40º en invierno y 35º en verano en algunas zonas, por lo que suelen tener muchos socavones y están muy bacheadas.

Y de la fría y áspera Rusia pasamos a la cálida y acogedora Kazajistán... fue toda una sorpresa. Sus gentes son muy simpáticas y nos acogieron excepcionalmente, eramos un acontecimiento al paso de cualquier población e incluso en ciudades grandes.

Kazajistán es un país enorme y con una baja densidad de población, con grandes distancias entre poblaciones separadas a menudo por estepas infinitas. Su capital desde 1997 es Nur - Sultán (llamada Astaná hasta marzo de 2019), todo un derroche de edificios de lujo y grandes avenidas gracias a un enorme proyecto de urbanización financiado por el petróleo.

Pero su antigua capital, Almaty, que es la ciudad más grande del país, alberga un interesante y denso pasado histórico y está situada en una de las zonas más salvajes y atractivas de Asia Central, en la frontera con Turkmenistán, y plagada de parques naturales.

Antes de llegar a la capital pasamos por Aktobe, donde conocimos a Maxim Yedlov, uno de los escasísimos moteros del país. Él fue quien nos guió y nos mostró la ciudad, con grandes espacios públicos y avenidas anchas, y muy acogedora.

Nuestra última etapa en el país fue en Pavlodar, y al día siguiente pasamos a Rusia de nuevo, pero esta vez con un paisaje completamente distinto a la estepa... el macizo del Altai, considerado uno de los pulmones del planeta.

Durante dos días recorreríamos buena parte del macizo a través de la Chuya Highway, otra de las 10 carreteras más espectaculares del planeta según National Geographic magazine, desde Barnaul hasta la frontera con Mongolia, toda un experiencia para los sentidos y con los ríos Chuya y Katun acompañándonos durante buena parte del recorrido.

El macizo de Altai es una zona muy turística a nivel local, es lugar de vacaciones para muchos rusos y hay numerosa oferta para alojamiento, aunque no la encontrarás en Booking.

Muchas de las localidades por las que pasamos son pequeñas y no tienen grandes infraestructuras, predominando las cabañas de madera y calles sin asfaltar, aunque en la carretera sí hay hoteles y restaurantes de todo tipo que abastecen a la demanda turística de verano.

A medida que nos vamos acercando a la frontera con Mongolia el paisaje va cambiando, los bosques van desapareciendo y apenas encontramos ya poblados. Nuestro final de etapa es Tashanta, donde dormiremos a la espera de levantarnos al amanecer para intentar estar los primeros en el puesto fronterizo.

Afortunadamente habíamos previsto en cada paso de frontera etapas cortas para amortiguar los retrasos habituales, pero este paso fue uno de los peores de todo el viaje, ya que estuvimos casi nueve horas esperando para poder pasar. No es que estuviera especialmente llena de gente, pero tampoco sabríamos decir la causa de tanta espera... El caso es que llegamos de los primeros pero logramos entrar a Mongolia cuando apenas quedaba ya luz.

Para Mongolia teníamos previsto unir la "south route" con la "north route" a través de la "middle route". Queríamos evitar adentrarnos en el desierto del Gobi y explorar el norte, que es mucho más interesante por su topografía e hitos de interés, pero este trazado implicaba hacer dos etapas off road de 200 kilómetros cada una, no excesivamente largas para prever posibles retrasos por el estado de las pistas y para que nos diera tiempo a hacer algo de turismo en esta zona tan interior de Mongolia.

Y no nos defraudó, el paisaje es espectacular y las pistas no estaban excesivamente mal, de hecho sólo tuvimos algún problema en algún tramo en obra. Además llevamos durante esos dos días una "van" 4x4 de asistencia para transporte de equipaje.

En Mongolia los alojamientos suelen consistir en ger camps, que son yurtas o tiendas de estructura circular en las que viven los nómadas. En ellas hacen su vida las familias mongolas, desmontando y montando en las distintas zonas donde van trasladando a su ganado durante todo el año. Incluso las usan como alojamiento durante el verano, trasladándose de las ciudades a las riberas de los numerosos ríos que cruzan el país.

Antes de llegar a nuestro destino final, Ulán Bator, pasamos por Kharkhorin (Karakorum), fundada en 1218 y patrimonio Mundial Unesco. Ciudad que fue capital del Imperio Mogol bajo el mando de un hijo y sucesor de Gengis Kan, Kan Ogodei. La ciudad como tal data de 1235, cuando Ogodei mandó construir un recinto amurallado con palacio y que fue el primer templo budista de Mongolia, Erdene Zuu.

Si bien Ulán Bator no es la ciudad más bonita del mundo, llegar hasta allí para nosotros constituyó un reto que no está al alcance de muchos. Salir desde Barcelona en nuestras motos en un periplo de 12.000 kilómetros, en el que tuvimos que atravesar 7 países y vimos algunos de los paisajes más espectaculares del planeta, muchos lugares Patrimonio de la Humanidad y culturas tan densas y variadas, con gentes tan acogedoras, fue sin duda una experiencia que nos dejó profundamente marcados...

En 2021 volveremos, incluiremos en nuestra ruta Uzbekistán, Turkmenistán y quién sabe, la Pamir Highway... En estos meses de confinamiento a causa del coronavirus tendremos tiempo de estudiarlo detenidamente...

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